Tengo una idea que me da vueltas en la cabeza, es algo que he venido pensando desde hace tiempo y me surge de manera constante, casi urgente, como tema de conversación entre amigos.
Quienes la escuchan me confrontan y esa retroalimentación me ayuda a afinarla, a transformarla, a hacerla más práctica, útil e interesante.
Es hora de ponerla en juego con una audiencia más amplia. Tomar la decisión de escribir me posibilita que la idea se haga acción.
Escribir tiene la ventaja de sintetizar, concentrar y cuajar esa idea. Y ahora al leerla puedo enfrentarme a ella, jugar con ella; darle vueltas hasta sacar su mejor versión.